Estos conceptos se relacionan ya que la neuropsicología se puede aplicar en el aula con el objetivo de que ningún alumno se quede sin aprender. Apunta a mejorar, desde las fases más tempranas, los procesos visuales, auditivos y de memoria, entre otras líneas pedagógicas. Los niños aprenden, a través de diferentes técnicas, a desarrollar destrezas básicas, tales como el proceso de lectoescritura, habilidades visuales y auditivas y otros aspectos como la lateralidad y creatividad en el aula y así podemos incluir el aprendizaje en la relación de estos conceptos.
Incluso existe un área de la
neurociencia conocido como Neuropsicología educativa esta es la
especialidad pedagógica que enlaza el conocimiento del cerebro y su relación
con el aprendizaje. El período que abarca entre los 0 y los 6 años de una
persona resulta clave para el desarrollo de sus procesos neuronales.
Por ello, la etapa de la educación infantil es fundamental: el cerebro recibe
la información a través de las vías sensoriales que le convierten en
el gran director de todos los actos humanos. Pero no todos los niños
aprenden ‘a la misma velocidad’.
La también denominada "Neuroeducación" encuentra en esta fase un campo vital para optimizar el rendimiento escolar, desarrollar el talento y garantizar la diversidad de aprendizaje de todos los alumnos en el aula. Esta es la relación que hay entre estos conceptos.
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